Estos últimos días se ha hecho popular entre usuarios de internet una aplicación que permite ver tu propio rostro envejecido, más joven, más adulto o la función más usada que permite cambiar de género.
FaceApp es una aplicación desarrollada en el 2014 por la empresa Wireless Lab de procedencia rusa, Su director general y fundador es el ingeniero Yaroslav Goncharov
Sin embargo, una de las alarmas es que, a pesar de tener origen en Rusia la firma se ubica en Wilmington, en el Estados de Delaware, Estados Unidos, según la inscripción en las tiendas de aplicaciones, mientras que en la página web se publica que tiene sede en San Petersburgo (Rusia).
La localidad de Delaware es considerada un paraíso fiscal.
Al momento de escribir este artículo la aplicación cuenta con 80 millones de usuarios en todo el mundo.
Políticas de privacidad, la otra cara de la moneda
La aplicación, disponible para los sistemas operativos iOS y Android, incluye una tecnología neural que logra de manera automática generar transformaciones muy realistas de las imágenes.
La plataforma se ha vuelto más transparente en aras de respetar la privacidad de sus usuarios en comparación con el pasado, pero sigue preocupando a los expertos en protección de datos.
En sus términos de uso, actualizados el pasado 4 de junio, la compañía asegura, sin embargo, que se eliminan pasadas las 48 horas. Y también asegura que encripta cada fotografía cargada para procesarla.
La aplicación solicita al usuario permiso para acceder a la cámara y acceso directo al carrete donde se almacenan las imágenes en el dispositivo móvil.
Pero el servicio oculta una doble intención que puede poner en riesgo los datos del usuario.
No divulgamos fotografías o vídeos de usuarios con empresas de terceros, con la excepción de la imagen cargada con los proveedores en la “nube” Google y Amazon para proporcionar las funciones de edición», es una de las reglas de uso de la aplicación.
La letra pequeña de la aplicación esconde detalles preocupantes; esta se reserva el derecho de usar la información personal de los usuarios y las fotos que hagan con fines comerciales, aunque aseguran no venderlas a terceros sin el consentimiento del usuario.
Por su parte, la compañía ha tratado de calmar la polémica causada en los últimos días, negando que las imágenes procesadas sirvan para «entrenar» sistemas de inteligencia artificial rusos, entre otras teorías que han rodado en internet.
También explican que comparten la información personal de los usuarios, con proveedores que prestan el servicio en nombre de la compañía o ayudan a operar la aplicación.
«No usamos fotos para el entrenamiento de reconocimiento facial», explicó Goncharov, que añadió que la app está pensada exclusivamente para «editar y mejorar las imágenes».
Al mismo tiempo, la firma ha enviado un comunicado en el que sostiene que su principal motivación a la hora de guardar las imágenes de los usuarios es la de «asegurar que el usuario no cargue una foto repetidamente cada vez que quiera realizar una edición».
La empresa también niega cualquier relación con el gobierno ruso: «Aunque el equipo central de Wireless Lab se encuentra en Rusia, los datos del usuario no se transfieren a Rusia».
Fuente:
Redacción propia.